De vuelta a casa
El pasado 5 marzo formé parte del jurado en un concurso entre escuelas de hostelería de Madrid, Comunidad de Madrid, Guadalajara y Toledo. Cada escuela estaba representado por un equipo de tres alumnos en el que tenían que realizar individualmente práctica en sala, una tapa de cocina y un postre de restaurante.
El concurso se realizó en la Escuela Superior de Hostelería y Turismo de Madrid, escuela en la que pasé más de seis años. Una gran oportunidad de volver a ver profesores, equipo del centro y alumnos.
Al entrar me dí cuenta que el tiempo pasa! Uff vaya si pasa, hace ya unos once años que salí de allí y bastantes cosas siguen igual. Fue como un “flashback” viendo lo mismo que realizaba con mis compañeros de clase, alumnos jugando al futbol en la entrada de la escuela… hablando con la gente que está en clases de prácticas de cocina (con su respectiva bronca por parte de algún profesor), en definitiva las cosas que tocan a esa edad.
Durante la prueba hubo tiempo de conversar con Jose Luis Inarejos, Valentín que representaban Acyre y Luis de la Traba, profesor que impartió en el centro donde estudie.
Luis de la Traba y Valentín, profesionales con una gran trayectoria, se quejaban de que los jóvenes no teníamos interés en muchas de las técnicas como el “cartucho” o “cornet”, ni de las masas tradicionales que durante muchos años eran una base importante en su trabajo. Cuando tienes la oportunidad de poder estar con gente de este calibre sólo nos queda escuchar atentamente y realizar auto-crítica.
Tienen mucha razón en su reflexión, una gran parte del recetario se perderá con el paso tiempo y los hábitos de consumo. Reflexionando te das cuenta que todo forma parte de una evolución, al estar en esta sociedad que tenemos una información tan global, en muchas ocasiones no vemos la que tenemos más cerca.
Como curiosidad en mi época de alumno, un día vino Luis de la Traba que había impartido clase a la mayoría de profesores míos, en ese tiempo ya estaba jubilado. Preparó una capilla para una comunión con pastillaje y glasa, un trabajo impecable, no se veía una junta de unión. Para terminar la pieza realizó con el “cornet” (vaya manejo), realizó unos “angelillos” que todavía no me lo creo como los hizo, una técnica que hasta ese momento no había visto en nadie (no lo volví a ver a día de hoy). Recuerdo que los alumnos que estábamos mirando nos quedamos asombrados y al decirle que estaban perfectos, nos respondió con un… y eso que ahora no tengo el mismo pulso. Impresionante! Ya me gustaría llegar con la mitad de ilusión que desprendes a tu edad.
Por eso y muchas cosas más fueron unas horas fantásticas, únicamente ver en los ojos de los participantes y profesores la ilusión y nervios, es una carga de “pilas” muy alta.
Felicidades a todos los participantes por su esfuerzo y muchas gracias por dejarme volver a “casa”.